Un mundo gigante de amor María Fernanda Peralta
Desde mi altura veía que la pelota era gigante, las bicicletas inmensas y el camión que Papá Noel me dejó podía trasladarme por todo el patio de la casa
¡Qué gigante era ese mundo!
Mamá me llevaba camino hacia la escuela y juntos veíamos los edificios; ¡era glorioso ver aquello tan alto e interminable! Entonces mamá me decía:
- Tenés que verlo desde mi altura, se ve diferente.
Me alzaba en sus brazos con ternura y juntos reíamos y me daba cuenta que sí, ¡las cosas no se veían tan grandes desde sus brazos! Era mucho más placentero ver todo aquello abrazado a mamá, acompañado de una interesante historia.
Eran infaltables el abrazo y el beso final.
En la plaza me costaba trepar a los juegos pero siempre su mano estaba allí para subirme y darme ánimos.
El tiempo pasó. Un día sin darme cuenta correteaba por el parque trepándome, saltando por aquellos viejos juegos.
Entonces papá se acercó y me dijo:
- ¡Casi me llegas a los hombros!
Así que corriendo llegue hasta casa ansioso para mirarme en el espejo.
Y un buen día en que me asome a la ventana y contemple el cielo, los gigantes con los que me había deleitado y seducido ya no me impresionaban.
¡Mi querida maestra! Revivo en mi memoria su voz pidiendo que alguien se encargara de aquel enorme pizarrón y yo corría a borrar todas las cuentas que en él quedaban escritas de la clase anterior.
Llegó mi último día escolar… Ya no regresaría a la escuela; había crecido.
Mire a mamá: la alegría y el orgullo brillaban en sus ojos.
En ese mismo momento, añoré aquellos brazos que me alzaban, sus besos y caricias.
Nunca pensé en lo que respecta a ella hasta hoy, en sus días de sufrimientos, preocupaciones o de felicidad, lo que por mí realizó.
Por que es el ser que más nos ama y nos da sin condiciones.
Quiero volver a sus brazos, imaginar los gigantes, escuchar de su voz los hermosos relatos que crearon aquel mundo de intrigas, imágenes y risas. Y quiero al final aquel beso y aquel abrazo.
Hoy ya soy un adolescente y ahora, ¡recién ahora me doy cuenta!
- ¡Qué gigante fue ese mundo! De emociones y de amores.
FIN
Leche, galletas y fantasía
María Fernanda Peralta
Ilustraciones:
Luis Haro Domínguez
Revisión y edición
Josefina Peralta
© María Fernanda Peralta
Editorial
Año 2014
ÍNDICE
Sobre la autora
Dedicatoria
Prólogo
El tronco que tuvo que hibernar
Un mundo gigante de amor
Una paloma en tratamiento
SOBRE LA AUTORA
María Fernanda Peralta nació en Montevideo, Uruguay en marzo de 1967, siendo la quinta hija de una familia de siete hermanos.
Habiendo contraído matrimonio muy joven, su vida estuvo llena de retos tempranos como formar un hogar y criar a cinco hijos.
La lectura, la creatividad y la necesidad de expresarse la movieron hacia la creación literaria, la que asumió como una distracción primero para convertirse pronto en una profesión.