Prólogo
¡Qué honor cuando recibí tu propuesta querida escritora María Fernanda para presentar este nuevo libro!
La avidez de esta escritora: es verse rodeada de niños, contarles sus obras y cantarles sus canciones.
Primero lo hizo con sus hijos, su musa inspiradora, luego con sus nietas, y ahora en todas partes donde se agrupan los bajitos para oírle.
Más cuando le requieren en las escuelas, allí corre para darles su alegría y contagiar su amplia sonrisa.
Pese a su corta edad, la vida le ha puesto muchas pruebas que ella ha sabido sortear con fuerzas, y por ello nunca se ve afligida, solo contagia alegría. Todo esto se ve reflejado en la escritura de sus libros infantiles.
Este libro tiene una particularidad, los dibujos son hechos por sus nietas, también por los hijos de una colega amiga, Fabiana Costa, quien siempre está apoyando estas iniciativas.
Esta es una de la forma en que María Fernanda involucra a los niños en sus obras, fomentándoles el hábito de la lectura.
Cada libro es un deleite, pero en mi opinión, este ha superado con creces a los anteriores.
Ojalá tengas el mejor de los éxitos querida escritora
¡UN PANTALÓN CON ESTÍLO PROPIO!
Será seguro una alegría para la audiencia.
Mireya Cabrera.
Ilustraciones
Melina Pereyra
Erwin Machado
Hebert Machado
Diseño C.I.C
Industria Uruguaya
Autora
María Fernanda Peralta
¡INCREIBLE! ¡Si no lo veo no lo creo!
Dando pasos cortos, seguros y con un estilo inigualable, el pantalón se dirigía solito hacia el lavarropas ante la mirada asombrada de José.
- ¡María! ¡María! -gritó José y el pantalón quedó tieso del susto hasta que se desvaneció en el piso.
José salió disparado hasta donde se encontraba su esposa María, que organizaba los cuadernos de sus pequeños para las actividades escolares del próximo día.
- ¡Aaay! ¡Aaay! ¡María! ¡María!
El pantalón se dirigía hacia el lavarropas y ¡tenía estilo propio!
María, que para nada se asombró de lo dicho, le respondió:
- ¿Y qué creías? ¡Al final me escuchó! ¡Espero que las demás prendas lo hayan hecho también!
- Pero… ¿qué les dijiste, María?
- Bueno… es debido a mi respuesta de no haber tenido tiempo de lavar la ropa. Hace unos días, tú comentaste que había mucha cantidad para lavar y que ya no tenías qué ponerte; ¿te acordás, José? Opinaste entonces, enojado, dijiste que era sencillo: el lavarropas era el que las lavaba. Así que aproveché y conversé con algunas prendas.
Me llevó gran parte del día; con el pantalón conversé detenidamente, sé que es uno de tus preferidos, así que me enfoqué en él. Las remeras acaloradas estaban encantadas, les di permiso para bañarse dos veces en la semana y, con los calzoncillos, te soy sincera, fui breve y concisa; además me parecieron antipáticos.
A las medias las encontré en el fondo del canasto, estaban adormecidas pero prestaron atención. A las demás prendas, en general, les explique la situación alentándolas a todas a usar el lavarropas.
- Pero, María ¡vos estás loooca!
- ¿Loca? Decime José, ¿a vos en verdad te parece?
- ¡Y sí!… ¿quién se va a poner a conversar con la ropa?
- Y yo José… yo.
- Pero, va a ser un desastre; imagínate toda la ropa por la cocina desparramada.
- ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! Ni amontonada ni desparramada. Me tomó varias horas dar la explicaciones, José.
Las prendas claras deben ir primero, dependiendo de su calidad y textura, y las oscuras, van después. ¡No vaya a ser que me quede todo manchado!
José, María y su dos hijos se escondieron brevemente detrás de la puerta que daba a la cocina para mirar; solo se veían sus cabezas, más arriba José, un poquito más abajo María y después sus pequeñitos.
El pantalón que se había recuperado ya estaba dentro del lavarropas, varios pares de medias y unas remeras que hacían la fila para darse su baño vespertino. Lo interesante de todo era que María les había dado instrucciones, tenían un horario estricto. Cuando el reloj de pared sonara, ese, era el momento.
José que escuchó atento a María... pensativo preguntó:
- ¿Y el Jabón María?
María lo quedó observando asombrada para luego responder.
- ¡El jabón por ahora lo dejamos puesto nosotros, José!…¡¿Qué pensás?!
¿Que fue fácil enseñarles a todas esas prendas a que hagan tu parte en el hogar?
Ya conversaré también con el lavarropas, pero eso será mucho después.
FIN
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